Economía preventiva: CISS

Economía preventiva: CISS

Web_libroEP

Economía preventiva: CISS

NOTA.- A fines del año pasado la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, CISS, publicó Economía preventiva, un nuevo horizonte. Políticas públicas para una nueva generación. Por considerarlo un documento sumamente valioso, nos permitiremos ir reproduciendo algunos de los extractos más importantes para su difusión y análisis.

La seguridad social nació y marcó al siglo XX. Con ella se afianzaron los derechos de los trabajadores. Se dignificaron las condiciones para el trabajo e incluso para la vida. Se redujeron los accidentes laborales. Se protegió la salud del trabajador y se abrió la puerta de un retiro digno, a través de una pensión.
Desde entonces, mucho es lo que le hemos pedido a la seguridad social, y mucho es lo que nos ha dado. Al principio le pedimos que los recursos que recaudaba alcanzaran para atender enfermedades frecuentemente infecciosas y para ayudar a los trabajadores a recuperarse de accidentes de trabajo. También le pedimos que acumulara aportaciones económicas para convertirlas en una pensión para personas que en promedio vivían cinco años después de retirarse.

Al paso del tiempo, y confiados de sus enormes capacidades, comenzamos a pedirle un esfuerzo adicional a la seguridad social. Logramos reducir la frecuencia de los riegos de trabajo e incluso, con los avances de la ciencia, no sólo logramos reducir drásticamente las enfermedades infecciosas y agudas, sino que también conseguimos que los adultos mayores vivieran más años después del retiro. Los cinco años de esperanza de vida de un pensionado en los años de 1950 se convirtieron en más de 21 en la actualidad.

Así, y después de festejar nuestros éxitos, no pudimos evitar pedirle un nuevo esfuerzo a la seguridad social. Víctima de sus propios logros, la seguridad social tuvo que encontrar la manera de extender sus capacidades. Los pensionados cada vez vivían más años en el retiro y era indispensable lograr que los recursos alcanzaran para ello.

La seguridad social respondió. Encargó a sus actuarios hacer nuevas proyecciones. Estableció nuevas formas para el ahorro. Diseñó nuevos sistemas, extendió la edad de retiro y como siempre, dio la cara al reto, eso sí, cada vez con más dificultades, cada vez con menos recursos.

Parecía suficientemente complicada la situación como para pedir más. Pero como las grandes desigualdades no pueden ni deben ignorarse, no tuvimos otro remedio más que presentarnos en la antesala de la seguridad social para pedirle que las pensiones y la salud fuesen universales, para todos, empleados, desempleados, formales o informales.

Tremendo reto se le presentó a la seguridad social, pero ésta no capituló; analizó la situación, consideró opciones y justo cuando comenzaba a prepararse para emprender el viaje más largo y complejo de su historia vino una tormenta sin precedente. Las enfermedades crónicas, no contagiosas y paradójicamente evitables, crecieron vertiginosamente y llegaron para quedarse y no abandonar al enfermo hasta el día de su muerte. Y al mismo tiempo, en grandes regiones del mundo, comenzamos a recorrer un camino inexorable hacia el envejecimiento de la población.

La seguridad social enfrenta una nueva realidad; no sólo tiene que emprender el viaje más largo de su historia, tiene que hacerlo en medio de una tormenta de una fuerza sin precedente. Ante ello, nos preguntamos ¿qué hacer? ¿Será posible iniciar y concluir este nuevo viaje? ¿Podríamos lograrlo con el equipo de siempre; con los mismos sistemas de navegación, con las mismas naves, a través de las mismas rutas? ¿Podemos pedir más contribuciones o cobrar nuevos impuestos? ¿O nos ha llegado el momento de considerar nuevas opciones?

En la CISS pensamos que sí. Que el tiempo de los ajustes ya pasó y que llegó el tiempo de los cambios. Pensamos que la Economía Preventiva puede ser una aportación que parte del reconocimiento de una nueva realidad que aún estamos a tiempo de cambiar.

Leer más

Share